Sotomayor era un hombre muy fuerte y honrado. Digo honrado porque recuerdo que cuando hacía frío y no tenía carbón, preguntaba si se podía llevar una carretilla de carbón; y en cuanto la vaciaba la devolvía. Cuando sabía que alguien que vendía entradas se había quedado algo de dinero, lo mandaba a la calle. Era muy rígido.
Sotomayor llamaba a Franco de “tú” y Franco a él lo llamaba de “usted”. Los padres de ambos tenían en Galicia unas fincas que estaban juntas y conoció a Franco desde pequeño. Iba de caza con él. Eso es lo que he oído y debía de ser verdad.
Salió una ley por la que tenían que entrar a trabajar oficiales, brigadas, sargentos y alguno más al Museo del Prado. Me acuerdo que cogió el coche, se fue al Pardo y le dijo que no consentía eso. Y Franco le hizo caso. Debe de ser que sobraban militares y no sabían dónde meterlos a trabajar. Pero en el Museo no entraron. Entraron en otros sitios pero en el Museo no.
José Millán-Astray iba con su Manolo, que era el escolta. Manolo creo que se llamaba. Entraba al Museo y le decía: “Dame el puro”. Y le daba el puro, lo encendía, y todos los demás permanecíamos callados. Pero como veía que no le decíamos nada, lo tiraba. Buscaba guerra. Le decía muchas veces al escolta: “Te voy a fusilar, cacho cabrón”. Se lo decía cuando no hacía lo que quería.
Entra a trabajar en el Museo como carpintero y después de un breve periodo como vigilante de sala, se incorpora al taller de restauración realizando labores de carpintería, que era su especialidad. Su padre también trabajó en el Museo Nacional del Prado, y participó en la evacuación de las obras durante la Guerra Civil española.
Entrevista realizada el 11 de febrero de 2015