Una de las cosas que yo tengo grabadas en el recuerdo es cuando estábamos restaurando el Jardín de las delicias. Terminamos en el 2000 y, antes de montar la exposición al público, recibíamos muchas visitas para verlo con el Museo cerrado. Una de las que recibimos fue la del poeta José Ángel Valente, que estaba muriéndose, apenas le quedaban dos semanas de vida. Pero él no quería morirse sin ver el Jardín de las delicias. Vino con su mujer y fue una experiencia absolutamente increíble, porque apenas se podía mantener en pie y se le veía disfrutar. Nosotros estábamos emocionados. Después, cuando habían pasado tres semanas, su mujer, Coral, me envió los últimos libros de Valente con una nota diciéndome lo que habían disfrutado y lo agradecidos que estaban de haber podido ver el Jardín de las delicias conmigo.
Profesora en el Departamento de Arte la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid, ha sido Jefe de los departamentos de Pintura Española (1100-1500) y de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte hasta 1700.
Entrevista realizada el 18 de octubre de 2017