La verdad es que la relación con Luzón, que fue el director cuando yo llegué, era buena. En aquellos tiempos el director del Museo se relacionaba poco, exceptuando la relación con conservadores y otros… Únicamente se relacionaba cuando requería alguna cosa que quería hacer. Y él, como era arqueólogo, lo que quería hacer era unas salas de escultura. A final las hizo, y estuvimos de alguna forma colaborando en preparar los soportes. Hubo que ver un poco cómo se hacían porque las tablas pesaban muchísimo, y era difícil exponerlas de una forma digna y, además, segura. Esa fue la parte más fundamental en la colaboración con Luzón. Aparte de eso... algunas veces te citaba para alguna cuestión. Pero como fue al principio de las obras y todavía no había problemas y todo era muy novedoso, pues fue una relación fácil y sin problemas. El recuerdo más importante de Luzón fue la sala de esculturas.
Arquitecto, trabaja en el Museo del Prado como jefe del Área de Obras y Mantenimiento desde 1994 hasta 2009, participando en grandes proyectos como las obras de remodelación de las cubiertas, la ampliación de Jerónimos o la reforma y ampliación del Casón del Buen Retiro.
Entrevista realizada el 09 de mayo de 2018