Es importante que los museos no sean museos oficiales desde el punto de vista de su gestión; es decir, que sean autónomos. El Museo del Prado tiene una autonomía que pocos museos tienen. El Louvre y alguno más tienen una autonomía de ese tenor, pero pocos. Siempre hay gente que opina que todo tiene que estar gobernado o controlado por el Gobierno. Yo creo que en el campo de la cultura, el Gobierno debe estar para ayudar, pero no para gestionar. La gestión de la cultura debe recaer en los directores de cada centro, y eso es lo que se llevó a la práctica. Primero con un decreto y después con una ley que actualmente regula el funcionamiento del Prado. El Museo marcha y la obligación del ministro de Cultura no es responsabilizarse de la gestión del Prado, pues ya hay un director; por lo tanto el ministro debe ayudar a que el Museo pues funcione bien. ¿Cómo lo puede ayudar? Puede hacerlo legislativamente: dándole más autonomía. Puede ayudar presupuestariamente: dándole más recursos en el debate de los presupuestos. Y puede ayudar cuando se necesita algo, poniéndose a su disposición. Yo siempre lo hice y fue un período de gran relación entre la Administración y el Museo. La cercanía del Ministerio y el Prado era total, siempre tuvimos en la cabeza que el Prado es el Prado y que es una prioridad. Y lo sigue siendo para quien esté ocupando el Ministerio de Cultura de nuestro país.
Ministro de Cultura entre los años 1982 y 1988, desde 2010 es Vocal del Real Patronato del Museo del Prado, del que es nombrado Presidente el 11 de julio de 2019.
Entrevista realizada el 26 de junio de 2019