La galería central es un espacio tan maravilloso que no hay vuelta de hoja. Aparte de que allí hemos tenido de todo… Antes la brigada colgaba los cuadros clavando, con unas escarpias enormes. Ha habido discusiones sobre ese asunto muchas veces, porque las paredes estaban forradas antes de pintar con un velo de fibra de vidrio, para evitar pequeñas grietas o cualquier otra cosa. Y cuando descolgabas un cuadro y quitabas las escarpias, quedaban abombamientos como picadas de mosquito, como habones. Había auténticos problemas porque no solo se quitaban uno o dos cuadros… Se quitaban y se volvían a montar muchos cuadros. Y como resultado, tenías toda una pared con los cuadros y unos habones al lado. Era un disparate, era un auténtico problema. Yo decía: “Por favor, no clavéis con escarpias, utilizad tacos o utilizad algo que no me reviente las paredes”. Porque la imagen que se daba era muy mala. Y pintar la galería central tenía su tela, por las dimensiones y por su coste. Tenía gracia la cosa. La galería central es un punto álgido.
Arquitecto, trabaja en el Museo del Prado como jefe del Área de Obras y Mantenimiento desde 1994 hasta 2009, participando en grandes proyectos como las obras de remodelación de las cubiertas, la ampliación de Jerónimos o la reforma y ampliación del Casón del Buen Retiro.
Entrevista realizada el 09 de mayo de 2018