El Museo del Prado había estado dirigido en los últimos ocho años por un gran profesor y amigo mío, un excelente investigador, que había sido el profesor Pérez Sánchez, nombrado por el ministro Javier Solana. Dimitió o fue cesado a raíz de unos incidentes que hubo en un tema que podríamos llamar “colateral”, que fue la primera guerra de Irak.
El Gobierno español pasó un momento muy difícil con la primera Guerra del Golfo, y a muchos españoles les pareció mal la implicación del Gobierno español con la posible alianza con el ejército americano en la conquista de Irak.
Muchos intelectuales españoles reflexionaron públicamente sobre la inadecuación de ese posicionamiento de España implicándose en la guerra, según esa versión, innecesariamente. En ese momento el profesor Pérez Sánchez actuó como intelectual y no como funcionario público. El Director del Museo del Prado no deja de ser un Director General de la escala ministerial dentro del Ministerio de Cultura. Por lo tanto existen unos límites por los que no puedes ir contra tu propio Gobierno. Pérez Sánchez escribió una carta radicalmente en contra sumándose a un grupo contrario a la guerra de Irak. Entonces el Gobierno reaccionó con el cese de aquellos funcionarios de cierto nivel que se habían manifestado públicamente en contra de una decisión grave de Gobierno. Cuando digo grave, me refiero a que estamos hablando de un tema de guerra, no estamos hablando de una opinión liviana. Entonces esa personas fueron apartadas de sus puestos de trabajo.
A Pérez Sánchez le cogió absolutamente desprevenido. Él mandó una carta a los miembros del patronato en la que venía a decir que nunca podría haber imaginado que una opinión en defensa de una cosa que él entendía como libertad de opinión, pudiera repercutir en un cese. Y eso fue lo que sucedió. A él le sorprendió completamente. Le disgustó, planteó un problema serio con el ministro que luego fue cesado y sustituido por Semprún y luego a Semprún lo cesaron, y estuvieron dos meses sin ministro. Nombraron a Solé Tura y a los dos meses el ministro me nombró a mí Director.
Estuve en el Museo cuatro meses después de que cesaran a Pérez Sánchez, con el que tuve muy buena relación. Lo primero que hice fue pedir que el Patronato del Ministerio lo nombrara Director honorario del Prado porque yo entendí que él no podía quedarse al margen del Museo del Prado y tendría siempre una mesa y un sitio donde poder estudiar, poder leer o escribir como Director honorario. No suponía ninguna carga, solamente un honor. Y fui yo el que lo conseguió. A algunos les gustó, a otros no les gustó. A mí me dió igual porque siempre he creído en la honestidad científica, profesional y personal del profesor Pérez Sánchez. Tengo muy a gala haber sido el que le propuse como Director honorario.
Director del Museo del Prado, aunque previamente había sido miembro del Patronato. Tras su cese, es nombrado Director Honorario. También dirige Museos como el de Bellas Artes de Valencia San Pío V, y el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, de la misma ciudad.
Entrevista realizada el 07 de junio de 2018