Después pasaron Gerencia a la planta de arriba, por encima de la puerta de Velázquez. Y allí estuvo Manolo con el gerente que era don Santiago Patón. Todos los días Manolo, el ordenanza, tenía que coger la recaudación que se había hecho e ir al banco Banesto para entregar el sobre. Después ya no, porque la empresa de seguridad Esabe empezó a encargarse de la recaudación. Pero al principio lo hacía el ordenanza todos los días. Después, él se quejaba diciendo: “Algún día me van a empujar”. Cuando se cerraba el Museo, los porteros tenían que subir para tomar nota de los contadores de los tornos de entrada y de salida, porque los dos torniquetes marcaban. Cuando venía algún invitado o familiar, se le abría una puertecita para que no se marcara en el torniquete.
Trabaja durante tres décadas como vigilante de sala dentro del Cuerpo Especial de Subalternos del Museo Nacional del Prado, y también como ordenanza de dirección.
Entrevista realizada el 04 de diciembre de 2017