Cuando vino Américo Tomás y su mujer, también vino Franco con su mujer. Recuerdo que antes de venir había un follón de 3 pares de narices. Por donde pasaba la calefacción, eran tuberías de hierro, metálicas, eran una especie de fosas. Por ellas pasaban los tubos de la calefacción y cuando se ponía en marcha eso, empezaba a sonar un ruido provocado por el paso del agua. Un general que lo oyó me dice “¿qué es eso, niño, qué es?”. “Son las tuberías de agua " le digo. “Pero ahí hay algo más, ahí hay algo”. Mandó a venir a unos cuantos a que levantaran todo aquello y me dije “qué miedo tienen de un atentado”. Y ya se calmó cuando se dio cuenta de que eran las tuberías del agua porque hasta el conserje también vino a decirle “mire usted, esto son las tuberías de agua y no pasa nada”.
Entra a trabajar en el Museo como ascensorista, pasando después a vigilante y finalmente, desde 1997, trabaja como carpintero del Museo, que es su verdadera profesión.
Entrevista realizada el 19 de diciembre de 2017