Tengo muchísimos recuerdos de haber conocido a personas realmente impresionantes y maravillosas. Con más relación e intensidad con unos que con otros, por supuesto. Empezaré por el aspecto profesional. A mí me impresionó mucho Pérez Sánchez. Estuvimos juntos mucho tiempo. Recuerdo de él la mejor explicación que me han dado sobre una obra de arte. Nos trajeron para estudiar la Santa Rufina, que ahora está en Sevilla, e hicimos la documentación técnica de esa obra. Recuerdo que estaba yo sola, no estaba ni Carmen ni Juani. Estaba en la antigua dirección del edificio Villanueva y estaba yo sola con él. Teníamos el cuadro, la radiografía y el director me dio una clase magistral. Lo he contado muchas veces cuando me han preguntado porque aprendí muchísimo. Era un lujo cómo explicaba las cosas.
Felipe Garín, que estuvo también muchos años, todos los días nos venía a ver. Creo que eso era bueno porque notabas que tenía interés por el trabajo que se hacía. Lo mejor era su forma de ser. Era un hombre muy cordial. Todavía lo sigue siendo. Fueron tiempos que yo recuerdo con especial cariño porque había una relación directa con la gente, no solo con los conservadores sino también con el director.
Miembro del Gabinete Técnico, comienza su labor en el Museo gracias a una beca para estudiar y analizar la obra del Greco.
Entrevista realizada el 08 de mayo de 2018