Había muchas paradojas. Por ejemplo, una que me sorprendió fueron los presupuestos de otras direcciones generales. Yo veía que el Museo Reina Sofía tenía casi el doble de presupuesto que el Museo del Prado. Lo cual era un poco sorprendente. La interpretación que me hacía era que debía tener una asignación muy fuerte para la compra de obra porque, evidentemente, el Museo Reina Sofía no contaba con obras tan representativas. Hasta que una vez, revisando las cuentas, vi que tenía el doble de asignación para el taller de restauración que el Prado. ¿Qué pasaba? Que el Museo Reina Sofía era un juguete político. Eso es un disparate, es un disparate de política cultural y de política, enorme. Esa mentalidad es una mentalidad disparatada que continúa.
Director del Museo del Prado desde 1993 hasta 1994, fue miembro fundador y patrono del Consejo de la Fundación Amigos Museo del Prado. Asimismo fue catedrático de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, comisario de varias exposiciones y crítico de arte.
Entrevista realizada el 04 de octubre de 2018