Recuerdo el tiempo que he pasado en él, que han sido muchos años. Y luego el recuerdo de gente anterior, que estuvo trabajando conmigo. De ellos, ya muchos fallecieron. Pero ya te digo, el recuerdo es de cómo se vivía. Viendo cómo se vive ahora en el Museo, antes no se vivía. Te jubilabas y simplemente era “adiós, muy buenas”. Si tenías una amistad con alguien, te podías tomar un vino, pero nada más. Me gustaría que mis nietos se acuerden de lo que es un vigilante y lo que es un carpintero en el Museo del Prado. Tendrán además del recuerdo de su abuelo, el de su madre y el de su padre, porque toda la familia ha trabajado aquí.
Entra a trabajar en el Museo como ascensorista, pasando después a vigilante y finalmente, desde 1997, trabaja como carpintero del Museo, que es su verdadera profesión.
Entrevista realizada el 19 de diciembre de 2017