El Museo presenta dos de las restauraciones más importantes que se han llevado a cabo durante este año. Estas intervenciones que se dan a conocer se relacionan con el proyecto de reordenación de colecciones denominado La colección: La otra ampliación, entre cuyos objetivos se incluyen los de dotar a las obras expuestas de los recursos museográficos necesarios para garantizar su óptima presentación, además de analizar y revisar el estado de conservación de las obras y proceder a las restauraciones oportunas.
Felipe III, a caballo y La reina Margarita de Austria a caballo, Velázquez. 1628 - 1635. Óleos sobre lienzo. 300 x 314 cm. y 297 x 309 cm. respectivamente. Museo Nacional del Prado, Madrid. Después de su restauración
En el marco del proceso de reinstalación de la colección permanente del Museo del Prado, y más concretamente de las obras de Velázquez, se decidió la restauración deFelipe III a caballo y Margarita de Austria a caballo, que realizó el artista, con ayuda de colaboradores, con destino al Salón de Reinos del palacio del Buen Retiro. Forman parte de una serie que incluye también los retratos ecuestres de Felipe IV, Isabel de Borbón y Baltasar Carlos. Esa intervención se hacía necesaria debido a que los valores originales de ambos cuadros se habían alterado profundamente, a causa principalmente de dos motivos:
Figura 4. Despegado de los añadidos, y proceso de refuerzo y protección de los bordes
Teniendo en cuenta lo anterior, se llegó a la conclusión de que una “restauración” de ambos cuadros no sólo implicaba su limpieza, sino también la restitución, en la medida de lo posible, de sus condiciones originales de percepción. Eso implicaba el ocultamiento de los añadidos (Figura 4)
De las tres posibilidades que había (conservarlos, creando un montaje que los ocultara a la vista; doblarlos por el bastidor para que quedaran ocultos en la parte posterior del cuadro; y despegarlos) se llegó a la conclusión que la menos lesiva a corto, medio y largo plazo era la última, pues el sistema de unión de las bandas con el cuadro original permitía una intervención muy limpia.
Esa intervención, y la restauración general de los cuadros han sido llevadas a cabo por Rocío Dávila. El resultado puede verse en la sala XII del museo, donde Felipe III y Margarita de Austria lucen con sus espléndidos valores propios, que en parte habían perdido hace dos siglos y medio. Si hasta ahora no era fácil entender el valor de estas obras dentro del conjunto (más allá del puramente iconográfico), ahora se hace meridianamente claro; y la comparación, por ejemplo, entre los retratos ecuestres de Felipe IV y de su padre nos muestra ya dos formas diferentes de representar la majestad real: el sosiego de aquel, representado mediante la impasibilidad de su gesto y el perfil de la composición, frente al dinamismo de éste, que se transmite mediante el escorzo de su caballo y el luminoso cielo ante el que se proyecta. Quien recuerde los retratos ecuestres en su emplazamiento anterior (sala XVI) se dará cuenta que las consecuencias de esta restauración rebasan los cuadros implicados, y afectan a nuestra comprensión del todo el conjunto.
Informe, restauración y conservación, por Rocío Dávila, restauradora y Javier Portús jefe de Conservación de pintura española hasta 1700 del Museo del Prado