Yo tuve mucha vinculación con [Alfonso] Pérez Sánchez porque entré cuando él era subdirector, y [José Manuel] Pita Andrade, director. Alfonso Pérez Sánchez me dio clase a mí cuando yo estaba en la Escuela de Restauración en las salas del Museo del Prado. Con él tuve mucha vinculación y nos implicó en la obra de Velázquez y en cómo empezar las restauraciones. Porque después, tanto mi hermana como yo, juntas y por separado, hemos hecho prácticamente toda la colección de Velázquez del Museo del Prado.
Mi hermana y yo hicimos juntas Los borrachos [Los borrachos, o El triunfo de Baco] y La fragua de Vulcano, conjuntamente con el que está en el Palacio Real. Después Las lanzas [Las lanzas o La rendición de Breda] y Las hilanderas [Las hilanderas o la fábula de Aracne], también juntas. Después por separado, ella hizo el Cristo [Cristo crucificado] y Los ermitaños [San Antonio Abad y san Pablo, primer ermitaño] . Y yo toda la serie de Esopo, Menipo y toda la serie de “Cazadores”. La Sibila y Sor Jerónima de la Fuente [La venerable madre Jerónima de la Fuente] también las hice yo. Prácticamente entre las dos hicimos toda la colección de Velázquez.
Para Las meninas se formó un equipo. John Brealey vino a hacer la limpieza, pero después se eligió a un equipo de cuatro personas del Museo del Prado: Enrique Quintana, Clara Quintanilla, mi hermana Rocío y yo. Enrique Quintana en aquella época tuvo un accidente. Se rompió una mano y al final no pudo intervenir en el cuadro pero estuvo haciendo el informe. Quienes intervenimos en el retoque de Las meninas fuimos Clara Quintanilla, mi hermana Rocío y yo.
Trabaja como restauradora en el Museo Nacional del Prado, participando en grandes proyectos como la restauración de Las meninas en 1984, dirigida por John Brealey (del Metropolitan), o la restauración de las tablas de Adán y Eva de Durero.
Entrevista realizada el 29 de noviembre de 2017