Una de las cosas que llamaba entonces la atención en el Museo del Prado es que uno entraba por la puerta y no había espacio de recepción. El público entraba, por la puerta que entrase, y no había vestíbulo. La de Murillo o la de Velázquez, la de Goya, por cualquier puerta se accedía directamente a las salas. El Museo necesita un espacio de entrada, de acogida, de reparto, que sea por ejemplo lo que es la pirámide del Louvre. Lo tienen todos los museos y lo necesitaba también el Prado. El edificio de Villanueva, no se había concebido para eso sino para Museo de Ciencias Naturales. Era otra cosa.
Un museo incluso en el siglo XIX se concebía de otra manera. Es muy interesante ahora que se está hablando del 200 aniversario del Museo, porque tengo bajo mi responsabilidad el Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, desde hace unos años. En él, tenemos una colección de más de 1500 dibujos. Una curiosidad es que a los arquitectos que se iban a examinar para el título de arquitecto en 1818, les ponían un tema de evaluación cuyos planos conservamos: “Diseñe un Museo de Bellas Artes para una capital”. Pensaban ya que era una necesidad para Madrid. Unos años más tarde, como ya han ocupado el Museo del Prado, el ejercicio dice: “Haga un edificio para un museo de ciencias naturales para una capital”. Es decir, que en esos planos de edificios que nunca se construyeron, se puede ir viendo cómo está pensando España en un museo que nunca llegó a tener. Un museo que estuvo siempre añorando, un museo como el de Kensington o el British, un museo como lo que se hacía en Berlín. Es decir, todo lo que las grandes capitales estaban haciendo. Ese tipo de edificios que en otros países se hicieron, y que aquí por falta de recursos no se llevaron a cabo. Lo que tenemos aquí es la galería del Museo de Ciencias Naturales, adaptada a Pinacoteca Real.
Todos los planos de los museos en el siglo XIX tenían el mismo patrón. Se organizaban en torno a patios. Como hay ahora en el Victoria and Albert. Son grandes edificios, grandes espacios y unos patios, porque se ilumina mucho las salas y las galerías. La luz son los patios. Los arquitectos españoles sabían lo que querían, lo que no había era dinero para hacerlo.
Catedrático de Arqueología de la Universidad Complutense de Madrid. Director del Museo del Prado y del Museo Arqueológico Nacional, Director General de Bellas Artes y Archivos y académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Entrevista realizada el 13 de junio de 2018