Cuando los amigos del Museo del Prado éramos todavía relativamente pocos, unos 3.000 o quizá 5.000, ofrecíamos a los amigos del Museo del Prado venir a las inauguraciones del Museo. Es decir, se inauguraba por la mañana una gran exposición y por la tarde se abría para los amigos del Museo del Prado. Recuerdo que había una exposición sobre Goya, cuyo comisario fue Juan José Luna. Invitamos a los amigos, vinieron un montón. Recuerdo que se entraba por la puerta de Murillo, y había una gran cola para entrar a la exposición. Se subía por aquella escalera de la zona sur del Museo, de la puerta de Murillo, que tiene unos escalones un poco complicados, que parece que subes un piso pero subes tres, y desgraciadamente un amigo del Museo, que tenía una insuficiencia cardiaca, al subir aquellas escaleras tuvo un infarto y murió. Fue una cosa tremenda porque realmente fue muy duro. Hubo que cortar el acceso, vino el párroco de los Jerónimos, tuvo que venir el juez a levantar el cadáver... Fue una cosa tremenda pero al mismo tiempo tengo que decir que estaba allí la familia, que hicimos todo lo que pudimos para ayudarlos, les acompañamos al tanatorio porque estaban en estado de shock. Pero al día siguiente me llamó mi padre y me dijo “Nuria, lee el ABC”. Leo el ABC y había una carta al director de esta familia, agradeciendo enormemente cómo les habíamos apoyado, cómo les habíamos ayudado, y sobre todo agradecidos porque decían que su padre era un gran amante de Goya, y que no encontraban mejor sitio para morir que las salas de Goya. Siendo una cosa realmente tremenda al final tuvo un final relativamente feliz.
Miembro de la Fundación Amigos del Museo del Prado, de la que fue nombrada secretaria general en 1993, ejerciendo de nexo de unión entre el Patronato y el Museo.
Entrevista realizada el 09 de mayo de 2018