El Museo tiene hoy una financiación del Estado muy inferior a la que tenía entonces. El Prado le cuesta hoy al Estado menos de lo que le costaba antes; es decir, ha habido una campaña importante para hacer que el público venga al Museo. La gente paga el Prado, y también se producen donaciones. Se ha generado mucho cariño en la sociedad hacia el Museo. Las grandes empresas le dedican cada vez más dinero; algunas mucho. Es un niño querido de la Administración y un niño querido de la sociedad, como no lo había sido nunca.
El Prado no solo se quedó con el Claustro de los Jerónimos como parte de la ampliación, sino que ahora tiene también el Salón de Reinos, que ya es parte del Prado, y que será donde se exponga la parte de la colección que no se puede exhibir ahora. Esta nueva ampliación hacia esa zona va a suponer también la adaptación de las calles que rodean al Museo, de manera que habrá —a mi juicio— una continuidad urbanística. Esa continuidad irá desde el edificio clásico del Prado hasta el Retiro, por la calle Felipe IV y el Casón. Se creará un eje Madrid-Prado donde no solo estará el Museo, sino algo más que el Museo. Más cosas que el Museo y su ampliación. Creo que será una zona maravillosa entre la Castellana y el Retiro, en la que habrá una orgía de pintura, del Prado, de la ampliación y de edificios que se van a reconvertir cuidadamente. Por lo tanto el Museo sigue vivo, y con este bicentenario recibe otro impulso para continuar vivo y para que siga siendo el mejor museo de España y uno de los mejores del mundo.
Ministro de Cultura entre los años 1982 y 1988, desde 2010 es Vocal del Real Patronato del Museo del Prado, del que es nombrado Presidente el 11 de julio de 2019.
Entrevista realizada el 26 de junio de 2019