He aprendido a ver muchas cosas importantes en la pintura. No estudié pintura, pero son cosas que se ven. Hay que fijarse en lo que está pintado. En un día no se puede ver todo. Si lo quieres ver bien, elige solo dos o tres cuadros, como mucho. Hay que sentarse y fijarse en los detalles que tiene cada cuadro. Tú puedes ver un detalle y yo veo otro. Todo es distinto por completo. Nadie se puede aburrir en el Museo. En el momento que entras te engancha y ahí termina todo. Es cierto eso. Cuando dejé el Museo, me vine abajo. El Museo ha sido para mí lo más grande.
Entra a trabajar en el Museo como carpintero y después de un breve periodo como vigilante de sala, se incorpora al taller de restauración realizando labores de carpintería, que era su especialidad. Su padre también trabajó en el Museo Nacional del Prado, y participó en la evacuación de las obras durante la Guerra Civil española.
Entrevista realizada el 11 de febrero de 2015