Copa de lapislázuli
1550 - 1600. Esmalte, Lapislázuli, Oro Sala 079BVaso compuesto por tres piezas de lapislázuli y dos guarniciones de oro. El cuerpo, en forma de casco de esfera, se decora en su parte inferior por gallones en relieve. El vástago de balaustre, con moldura en su tercio inferior, se une a cuerpo y pie por dos guarniciones anulares, esmaltadas de blanco y gotas de rojo de trasflor (translúcido), que imitan cabujones de rubíes colocados en hilera. El pie, plano, con algo de cuello, tuvo hasta 1918 una ancha faja de oro al pie con diseño de festones y hojas caladas. Es una de las cuatro obras en lapislázuli del Tesoro del Delfín. Según datos de Verlet, el Delfín poseyó veintisiete vasos realizados en esta materia, mientras que Luis XIV sólo catorce. Participa de las características tanto de obras milanesas, especialmente del taller de los Miseroni, como de piezas provenientes de los talleres de los grandes duques de Florencia.
A juzgar por las fotografías históricas, la montura del pie, robada en 1918, corresponde al tipo de diseño propio de los años treinta del siglo XVII, ejecutados en la escuela de París. Puede verse el estado de la obra en el siglo XIX en la fotografía de Juan Laurent y Minier, "Tasse lapis, montures d’or et émail, XVIe siècle, règne de Francois II", hacia 1879, Museo del Prado, HF0835/20.
Entre las colecciones del Museo del Louvre se hallan algunos ejemplos con similares recursos decorativos, como el vaso MR 443, con cabujones simulados en esmalte, y guarnición bajo la boca en el mismo estilo que la del pie de la copa del Prado. Semejantes son también las de los vasos del Louvre MR 118 y OA 10409 (Arbeteta tiene presentado un texto sobre la revisión de la catalogación para su publicación).
El Tesoro del Delfín es un conjunto de vasos preciosos que, procedentes de la riquísima colección de Luis, gran Delfín de Francia, vinieron a España como herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española. Luis de Francia (1661-1711), hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria, comenzó su colección tempranamente influenciado por su padre; la adquisición de obras se producía por diversas vías, desde regalos hasta su compra en subastas y almonedas. Al morir el Delfín, Felipe V recibe en herencia un conjunto de vasos con sus respectivos estuches, que fueron enviados a España. En 1716 estaban en el Alcázar de Madrid, guardados en sus cajas, desde donde se trasladaron, en fecha posterior, a La Granja de San Ildefonso, lugar donde se citan a la muerte de Felipe V, conservados en la llamada Casa de las Alhajas. En 1778 se depositaron, por real orden de Carlos III, en el Real Gabinete de Historia Natural y continuaron en la institución hasta el saqueo de las tropas francesas en 1813. La devolución de las piezas se produjo dos años más tarde y con algunas pérdidas. Fue en 1839 cuando la colección llega al Real Museo, donde sufrió en 1918 un robo. Con ocasión de la Guerra Civil española fueron enviadas a Suiza regresando en 1939, con la pérdida de un vaso, desde entonces se encuentran expuestas en el edificio Villanueva.