Escudo en cerámica de Talavera
Siglo XVIII. Pasta cerámica, 41 x 26,5 cm. No expuestoDe los numerosos centros alfareros de España dedicados a la producción de cerámica pintada a estilo italiano desde principios del siglo XVI, es el de Talavera de la Reina el que alcanzó mayor fama, llegando a su cenit en el siglo XVII. Sus productos se exportaban a toda la Península y a América, y se imitaban más o menos en todos los talleres españoles. En Talavera y en Puente del Arzobispo se fabricó una cerámica de una policromía muy rica en la que llaman la atención un verde esmeralda único y un brillante anaranjado, con el que se quiere suplir al rojo, además de varios tonos de azul cobalto, amarillo, ocre, castaño y violeta-negro; este último, desde los primeros años del siglo XVII, suele reservarse para los perfiles. Al lado de esta loza policroma aparece otra a comienzos del siglo XVII decorada exclusivamente en azul sobre el esmalte blanco de estaño, imitación de las porcelanas chinas de la época Mingo más tarde ya a fines del siglo y durante todo el siglo XVIII, se pinta en azul al claroscuro con modelos del tipo de los de la serie policroma.
El siglo XVIII es el siglo de la decadencia: en los primeros años sigue la decoración barroca de la buena época, pero las formas se complican con asas elaboradísimas y curvos perfiles, hasta llegar al adocenamiento absoluto.
Carlos III fiel a su política de protección a las artes e industrias nacionales, les concedió privilegios y exenciones para levantar los antaño gloriosos altares. Es entonces cuando fue llamado a Talavera el ceramista José Causada, quien introdujo los modelos afrancesados de la floreciente fábrica de Alcora; se hicieron los modelos de puntilla estilo Berain, en azul, las bellísimas orlas de rocallas con angelitos y veneras para enmarcar efigies de santos o temas profanos en azulejos y en piezas de forma, y ya en el último cuarto de siglo, versiones popularizadas de los soles de Alvaro, el famoso pintor del conde de Aranda, que dan los modelos tan conocidos del chaparro y de las flores y frutas que caracterizan las lozas e fines de la segunda época alcoreña.
A pesar de todos los esfuerzos realizados, la cerámica de Talavera, elaborada por los mismos métodos tradicionales, no podía competir con las nuevas producciones francesas, inspiradoras de la citada fábrica de Alcora, y sobre todo con las nuevas y cada vez más depuradas pastas que se importan de Inglaterra.
Estos dos azulojos estan compuestos por seis azulejos y decorado con un escudo heráldico, sobre montado por corona ducal y rodeado por el collar del Toisón de Oro. Está dividido en cuatro cuarteles, con águilas, alas, sierras y hojas de encina con una bellota; en el centro, escudo con ave coronada. Borde de cordoncillo entre dos cintas con rosetas en las esquinas. Los colores empleados son el amarillo, ocre, azul y violeta-negro de manganeso. (Texto extractado de De Ceballos-Escalera, I.; Braña de Diego, M.: Catálogo del Legado Fernández Durán. Artes Decorativas, 1974, p. 7-9)