Desde el 15 de diciembre de 2009, el Museo expone en sus salas (Salas del Tesoro del Delfín) La Natividad de Pietro da Cortona, obra recientemente restaurada y no expuesta hasta la fecha.
La Natividad, Pietro da Cortona. Hacia 1656. Óleo, 51 x 40 cm. Museo Nacional del Prado.
Esta pintura, fechada hacia 1658, fue regalada al rey Felipe IV por el cardenal Francesco Barberini (1597-1679), sobrino del pontífice Urbano VIII (r. 1623-1644). Tras la muerte de éste, que era conocido por sus tendencias antiespañolas, y la llegada de su sucesor, el filo-español Inocencio X, el monarca ordenó la confiscación de las rentas eclesiásticas de las que Barberini gozaba en España e Italia. La reconciliación se produjo en 1659, en parte como consecuencia de los regalos que el cardenal envió a Madrid. Entre ellos se encontraba esta pintura, cuyo soporte está compuesto por cuarenta y tres pequeñas placas de venturina y tres de pizarra.
La venturina, denominada así porque su producción dependía principalmente de la suerte o “ventura”, es una pasta de vidrio que imita los efectos de la piedra procedente de India y Rusia a la que da nombre. Se comenzó a elaborar a principios del siglo XVII en la ciudad veneciana de Murano, añadiendo óxido de cobre a la pasta de vidrio transparente. Así se conseguían característicos brillos de intensidad variable, que Pietro da Cortona (1597-1669) aprovechó para evocar el cielo estrellado.