En 1636, Felipe IV encargó a Rubens que pintara unas 60 escenas mitológicas, basadas en su mayoría en las Metamorfosis de Ovidio. De los aproximadamente 40 cuadros que existen, 15 son de la mano del propio Rubens. Los demás los subcontrató a otros artistas de Amberes. Aun así, toda la serie se basó en bocetos al óleo pintados por el propio Rubens. La calidad de los bocetos demuestra que no ahorró esfuerzos. Los mitos de la Antigüedad están narrados con una inmediatez característica en él, y los actores nos hacen sentir que hay grandes cosas en juego.
Rubens realizó sus bocetos sobre tablas de madera de roble. Pese a su pequeño tamaño, algunas estaban formadas por varias piezas, lo que indica que el pintor pudo reaprovechar materiales que ya tenía previamente en su taller. Los cuadros definitivos, que fueron enviados a Madrid en dos momentos –en la primavera de 1638 y en febrero de 1639-, fueron realizados sobre lienzos.