El arcángel Gabriel, al anunciar a María que ella será la madre del Hijo de Dios, le dice también que su prima Isabel estaba embarazada de seis meses a pesar de su avanzada edad; es una clara prueba de que para Dios no hay nada imposible.
Por eso María decide ir a visitar a su prima, y así lo narra el Evangelio de San Lucas:
"En aquellos días partió María apresuradamente a las montañas de Judea, a una ciudad de la tribu de Judá. Y habiendo entrado en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. Y sucedió que al oír Isabel la salutación de María, la criatura dio saltos en su vientre e Isabel se sintió llena del Espíritu Santo; y exclamando en voz alta, dijo a María: “Bendita tú entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi Señor a visitarme? Pues lo mismo fue penetrar la voz de tu salutación en mis oídos, que dar saltos de júbilo la criatura en mi vientre. Bienaventurada tú que creíste: que se cumplirán las cosas que te han dicho de parte del Señor.