Aiguablava
1917. Óleo sobre lienzo, 60 x 98,5 cm. No expuestoVista de los acantilados rocosos de Aiguablava, pintada del natural. Representa una costa rocosa en el primer término que formando entrantes del mar se extiende hasta el fondo, donde queda a la izquierda un alto peñasco azulado. La vegetación se distribuye por todo el paisaje, junto con algunas casas blanquecinas al fondo. Por último, cuatro barcas se sitúan sobre las rocas, y otras dos más en el agua.
Puede apreciarse que el lienzo ha sido pintado en numerosas sesiones que han contribuido, al trabajar de forma insistente y sobre seco, a conseguir una densa y rica materia. Las pinceladas, cortas y rápidas, y la atención prestada a los efectos de la luz sobre las rocas, el mar verdoso, las casas encaladas y el cielo de profundos azules, revela la cercanía de Gimeno con la pintura contemporánea europea, especialmente la francesa, donde la práctica de la pintura en plena naturaleza abrió un nuevo camino artístico que desembocaría en el Impresionismo (Texto extractado de: Un siglo de arte español: (1856-1956), cat. exp., Ministerio de Educación Nacional. Dirección General de Bellas Artes, Madrid, 1956, p. 123).