Busto femenino en una urna
Hacia 1750. Cera, Pelo, Hueso, Tela, Vidrio, 33 x 24 cmSala 023
Esta obra, junto a la (E539), forma una pareja de bustos ataviados con vestimentas populares en actitud sonriente. Ambos están dentro de unas urnas con abundante decoración. La tradición de los retratos en cera existe en Europa, aunque de forma escasa, desde el siglo XVI, particularmente en Italia, generalmente en medallones de diverso tamaño, en relieve, de miembros de familias reales, nobiliarias y del entorno cardenalicio. El siglo XVII continuó la tradición, que convivió con asuntos religiosos muy expresivos.
En el siglo XVIII no es fácil, en general, establecer la autoría de retratos en cera de bulto redondo y, desafortunadamente, la mayor parte no están documentados con total seguridad, pero si se puede señalar que muchos fueron realizados con excepcional calidad por destacados escultores, particularmente de la escuela boloñesa, representada por Luigi Dardani, Angelo Gabriello Piò y Filippo Scandellari, y las obras piamontesas de Francesco Orso, que relizó varios retratos a personajes de la realeza. En muchas ocasiones utilizaron elementos reales para la indumentaria, con objeto de dar a las obras todavía más viveza.
Los dos retratos del Museo del Prado proceden de la colección real, pero no existe ninguna referencia, dato o constancia de su origen. Existe la posibilidad de que estas dos obras sean las que en su momento se encargaran para un “Grande de España”, y se localizaban en Madrid. Quizá fueran regaladas o adquiridas por alguno de los monarcas españoles del siglo XVIII. Hay constancia de este encargo, en un documento localizado por el especialista en la materia, el profesor Andrea Daninos, que amablemente ha autorizado su referencia en esta ocasión aunque no está aún publicado, y que señala que Scandellieri fue el único que recibió encargos fuera de Bolonia. Se trata del documento que menciona varios encargos al escultor especializado en obras en cera, Filippo Scandellari, en Milán, Venecia o Faenza, por algunos personajes importantes, y entre ellos dos en Madrid. Se conserva en el Archivio di Stato Bologna, Assunteria d’Istituto, Diversorum, b.30: “n. 5 Requesiti del Statuario Filippo Scandellari. Filippo Scandellari Cittadino Bolognese, e Statuario d’Anni 43 umilia i di lui requisiti per essere graziato nel numero delli Accademici Clementini [...] Le Operazioni fatte, per altre Città, sono [...] A Madrid due Statue di Cera, et una di stucco, per un Grande di Spagna, ordinateli dal P. Campana. A Milano [...] Marzo 1760”.
El profesor Daninos propone que, quizás, se podría identificar al Padre Campana con Pier Tommaso Campana (Venezia 1693 – Piacenza 1750). Según esta hipótesis, ambas ceras tendrían que datarse hacia 1750, pues Campana murió en marzo de ese año. Ambas obras son de gran refinamiento, ejemplo de calidad casi hiperrealista y una gran finura en la ejecución. En años sucesivos se harían los marcos elaborados, también en Italia, tomando para el detalle de la parte superior referencia del marco de una de las obras del maestro, de quien fue alumno y seguidor de Angelo Gabriello Piò (Bolonia, 1690- 1770), "San Carlos Borromeo", retrato enmarcado conservado en la iglesia de Santa María de Galliera en Bolonia.
Scandellari, miembro de una saga de escultores, se especializó en el trabajo en cera, en estuco y escayola, particularmente para las iglesias y palacios de Bolonia y su entorno, así como en la realización de pequeñas terracotas de figuras de Belenes. Su producción no estaba identificada y, en los últimos años, se ha ampliado el catálogo de sus obras, entre ellas algunas hasta ahora atribuidas a Piò. No solo hicieron retratos civiles al servicio del poder, también escenas religiosas para la piedad religiosa. Además, se abrió un campo de investigación científica, pues se había iniciado una excepcional especialización en ceras anatómicas bajo el auspicio del papa Benedicto XIV que había creado la escuela de cirugía y la catedra de obstetricia, para lo que adquirió ya una importante colección de modelos anatómicos en los que trabajó desde 1742 Ercole Lelli. Esta especialización de tipo científico, dentro del campo del trabajo en cera, sirvió durante décadas para la formación y, en el siglo XVIII, Ercole Nelli, Giovanni y Anna Morandi Manzolini, y otros artistas lo desarrollaron con un altísimo nivel de calidad. Este campo se desarrolló en toda Europa en el siglo XIX, con gran éxito, y estas obras de ceroplastia se reúnen hoy en varios museos anatómicos.
Estas ceras, depositadas en el Museo Arqueológico Nacional en 1873, estuvieron expuestas hasta la Guerra Civil, con el desmontaje y subsiguiente montaje de todas las colecciones. Después, estuvieron expuestas en la sala XXIII (guías del MAN de 1954 y 1965). Es probable que se guardaran definitivamente en los almacenes a partir de la instalación de las salas de artes suntuarias de Edad Moderna en 1972, ya que hasta las reformas emprendidas por Martín Almagro Basch en los años 70, predominó el criterio de exponerlo todo.
Hasta 2021, estuvieron atribuidos por González Palacios (1993) a G. F. Pieri, quien destacaba la gran maestría de este artista del trabajo en cera.