Carlos II, niño
Hacia 1665. Óleo sobre lienzo, 118 x 99 cm. Depósito en otra instituciónEl rey niño centra la composición. Si bien se le representa con semblante huidizo, nada alude a su delicada crianza y desarrollo. Carlos II no aparenta más de cuatro o a lo sumo cinco años; debe, pues, corresponder, dado el luto que se refleja en su vestimenta, a un momento cercano al 17 de septiembre de 1665, día en que murió su padre y él mismo subió al trono, aunque el gobierno durante su minoría de edad fue ejercido por su madre, la reina viuda, Mariana de Austria.
Está representado en un interior, de cuerpo entero, en pie, enlutado y se adorna con el Toisón de Oro. El pintor anónimo ha utilizado gestos y actitudes -véase la posición de la mano derecha del personaje o la manera de sujetar el arma-, que Velázquez había empleado en sus retratos de la Familia Real. El perro, situado a sus pies, que espera una palabra o una caricia, y el arcabuz que sujeta con su mano izquierda aluden a su afición a la caza, que será una constante a lo largo de su vida, ya que, al parecer, durante sus diferentes convalecencias se dedicaba a este deporte, dejando en manos de los cortesanos los asuntos políticos y de gobierno.
La escena se cierra en el lateral izquierdo, con un cortinaje, y a la derecha hay una apertura hacia el exterior, donde se representa la Fuente de los Tritones, rodeada de frondoso arbolado, indicando al espectador que el Rey está representado en el Palacio de Aranjuez.