Copa con sirena de oro
1550 - 1575. Ágata, Diamante, Esmalte, Oro, Rubí, 17,4 x 12,5 cm. Sala 079BVaso, posiblemente un salero, compuesto por una escultura de oro esmaltado, enriquecida con rubíes y diamantes, y dos piezas de ágata. La figura es una sirena de doble cola, con el torso de oro en su color y la cola esmaltada de azul verdoso, rojo y verde de trasflor (translúcido). Su cabeza se toca con un penacho de plumas esmaltadas y sus brazos, abiertos, sostienen en alto un platillo de ágata con una montura de hojas caladas y esmaltadas guarnecidas de rubíes. Asienta sobre una base con otra pieza de ágata también con rica guarnición. Cuatro peces esmaltados, quizás delfines, con dobles colas, barbas y dientes de aspecto fiero, soportan el vaso.
Se ha considerado obra florentina o quizás francesa, realizada hacia 1590, aunque pudiera ser anterior, del tercer cuarto del siglo XVI. La figura de la sirena, debida sin duda a un gran artista, recibe influencias de la obra de Cellini, aunque probablemente fuera realizada por un orfebre francés de la época de Carlos IX (1550-1574). Se relaciona con dibujos de Androuet du Cerceau, Etienne Delaune y Rosso, artistas de la llamada "Escuela de Fontainebleau". Figuras enjoyadas pueden verse en el altar de Cristo y la samaritana del Kunsthistorisches Museum de Viena, Kunstkammer, 1542.
En total, constaba de 184 piedras, según el inventario de 1746: 179 rubíes y cinco diamantes. Hoy quedan 177 rubíes y dos diamantes. También falta el delfín que la sirena tenía entre las piernas. Se describe en 1746 como de color aperlado en cabeza y cola. Puede verse el estado de la obra en el siglo XIX a través de la fotografía de Juan Laurent y Minier HF0835/21 (Arbeteta tiene presentado un texto sobre la revisión de la catalogación para su publicación).
El Tesoro del Delfín es un conjunto de vasos preciosos que, procedentes de la riquísima colección de Luis, gran Delfín de Francia, vinieron a España como herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española. Luis de Francia (1661-1711), hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria, comenzó su colección tempranamente influenciado por su padre; la adquisición de obras se producía por diversas vías, desde regalos hasta su compra en subastas y almonedas. Al morir el Delfín, Felipe V (1683-1746) recibe en herencia un conjunto de vasos con sus respectivos estuches, que fueron enviados a España. En 1716 estaban en el Alcázar de Madrid, guardados en sus cajas, desde donde se trasladaron, en fecha posterior, a La Granja de San Ildefonso, lugar donde se citan a la muerte de Felipe V, conservados en la llamada Casa de las Alhajas. En 1778 se depositaron, por real orden de Carlos III, en el Real Gabinete de Historia Natural y continuaron en la institución hasta el saqueo de las tropas francesas en 1813. La devolución de las piezas se produjo dos años más tarde y con algunas pérdidas. Fue en 1839 cuando la colección llega al Real Museo, donde sufrió en 1918 un robo. Con ocasión de la Guerra Civil española fueron enviadas a Suiza regresando en 1939, con la pérdida de un vaso, desde entonces se encuentran expuestas en el edificio Villanueva.