Cuaderno de retratos
1858 - 1859. Lápiz compuesto sobre papel avitelado, 154 x 107 mm. No expuestoEste cuaderno de dibujos del prolífico artista Luís Vermell i Busquets (Sant Cugat del Vallès, 1814-Barcelona, 1890) es el único ejemplo conocido de un libro de registro de retratos llevado a cabo por un miniaturista en España. Sus ochenta páginas ocupadas con más de un centenar de bocetos a lápiz, con ligeros detalles a color en algunos de ellos, dan idea de cómo desarrollaba su labor. Claro defensor del retrato en miniatura, creía en la especial interpretación que hacía el artista del ser humano, sólo accesible mediante el trato directo con su modelo. A pesar de la competencia manifiesta que la fotografía venía ejerciendo por aquellos años sobre otros medios de representación, Vermell mantuvo esta convicción toda su vida.
Recorrió Cataluña retratando del natural a la sociedad burguesa contemporánea y guardando referencia exhaustiva de todo ello. En este cuaderno deja constancia de haber trabajado en diversas localidades de la provincia de Barcelona -además de en la propia capital-, como Mataró, Vilanova i la Geltrú, Sitges, Vilafranca del Penedès y Manresa entre otras poblaciones. Sistemático en su forma de trabajar, cada figura del cuaderno aparece consignada con un número, la descripción del personaje y la fecha de ejecución.
Se trata de dibujos abocetados, algo más acabados en el rostro -excluyendo los ojos-, con especial interés en detalles que singularizan al retratado, como la vestimenta o el peinado. Normalmente coloca dos diseños por página, enmarcando cada uno de ellos con una línea a lápiz, señalando de esta manera el tamaño de la miniatura final. Una vez registrado cada borrador, calcaba las líneas principales de la composición para después trasladarlo a la superficie de la miniatura. Se conserva testimonio de este proceso de traspaso en algunos reversos, donde encontramos el perfilado a lápiz del personaje, y además en otros retratos esquemáticos realizados en papel de calco adheridos a las hojas del cuaderno. Respecto a la mirada, este libro revela una particular forma de proceder, puesto que acostumbraba a dejar vacías las cuencas de los ojos en los bocetos para completarlos después, directamente en la miniatura. Es más, en algún ejemplo donde dice expresamente copiado de daguerrotipo, no por ello reproduce los ojos, sino que sigue el mismo proceso y los deja en blanco. Este hecho podría estar relacionado con la especial importancia que otorgaba Vermell a la representación de la mirada, como verdadera expresión del alma. Una vez elaborada la miniatura, para finalizar, disponía una sesión con el modelo para hacer directamente sobre el marfil la pintura de las pupilas y el iris, consiguiendo así un efecto definitivo en la expresión.
Asimismo, en el interior del cuaderno se conserva una hoja suelta con el dibujo a lápiz de un caballero de rostro alargado, abundante barba y mirada directa fechado en 1858. Se trata del diseño que Bonaventura Bassegoda Amigó identificó en su monografía sobre Vermell como el autorretrato del artista. Representa a un hombre en edad adulta, -contaba entonces Vermell cuarenta y cuatro años- resuelto mediante una técnica más depurada que en el resto de los dibujos, con mayor minuciosidad en la ejecución del sombreado.
La singularidad de este cuaderno, único registro de retratos de un miniaturista conocido en España, sólo es comparable a uno francés de autor anónimo del siglo XVIII que presenta algunas similitudes con él en cuanto al procedimiento técnico, conservado en la colección del Musée du Louvre (núm. de inv. RF 27901-27931) (Texto extractado de Solache, G. en: Memoria de Actividades 2012, Museo Nacional del Prado, 2013, pp. 24-26).