Estuche para braserillo de jade y plata dorada con dos mascarones
1675 - 1700. Cuero, Madera, Metal, Seda, Papel. Sala 060Estuche forrado exteriormente de cuero con decoración incisa de soles, lirios, florones, claveles y roleos dorados, realizado para alojar un Braserillo de jade y plata dorada con dos mascarones (O64). El interior conserva restos de seda blanca, con cierres metálicos. El estuche de este vaso tiene gran calidad artística y es contemporáneo a la realización del vaso. Su alma de madera es un ingenioso ensamblaje de tablillas. La base está unida a uno de los lados, que, con los otros dos, se transforman en una especie de tríptico abridero mediante charnelas de latón dorado y extremos trebolados. Quedan restos del forro interior de tafetán de seda blanca y de un apresto de tela basta blanca. Se aprecian algunos papeles que contienen restos de escritura, y uno de ellos es un recorte impreso en francés, con tipografía del siglo XVII. Estos estuches llegaron a España con las alhajas del Delfín que heredó Felipe V. Tiempo después, en 1776, Carlos III cedió el conjunto de vasos, incluidos sus estuches, al Real Gabinete de Historia Natural, donde permaneció hasta la salida de las alhajas hacia París, dejando atrás los estuches. Cuando éstas se recuperaron, muchos de los estuches, posiblemente ya no se pudieron utilizar como contenedores, al volver las alhajas mutiladas o reconstruidas indebidamente.
Los estuches de estos vasos de lujo se concebían de un modo práctico, con la forma del vaso contenido. Parte de los estuches que se conservan son aquellos que originariamente tuvieron los vasos al ser fabricados; otros fueron encargados por sus sucesivos poseedores, a veces personalizados con símbolos relacionados con el propietario, como sucede con la serie de los estuches rojos decorados con flores de lis y delfines. La existencia o no de estos estuches protectores determinaba en muchas ocasiones la longevidad de los vasos que contenían. Algunos de estos estuches pueden agruparse según sus características, aunque, por lo general, sus almas son de madera, y tienen un forro interior de textil o piel, a veces acolchado con vellón de lana, mientras que al exterior presentan un acabado en telas de lujo o finas pieles decoradas, bien en seco o bien en dorado. La serie barroca comprende estuches decorados con los motivos radiales llamados de abanico, por imitar sus varillas, y de encaje de soles, como este, realizados a lo largo del siglo XVII, tanto en Francia como en Centroeuropa, que serían coetáneos de las piezas que contuvieron los de los vasos 13, 16 y 87.
Arbeteta Mira, Letizia, El tesoro del Delfín: alhajas de Felipe V recibidas por herencia de su padre Luis, Gran Delfín de Francia, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2001, p.85-89; 214