José Álvarez Cubero
1830. Mármol.Fachada Oeste
El 4 de noviembre 1828 el duque de Híjar, entonces director del Museo, encargó a José Agustín Ceán Bermúdez que elaborase una lista con los artistas más importantes de la historia del arte español, cuyos bustos en 16 medallones en bajo relieve -seis pintores, seis escultores y cuatro arquitectos, excluyendo a Villanueva, al que se pensaba dedicar una escultura en el interior del Museo- deberían colocarse en la fachada. Se retomaba así la idea de colocar a personajes en los medallones, vinculados ahora a las Bellas Artes en vez de a las Ciencias Naturales. Ceán envió su propuesta para los 16 Profesores que han de figurar en los medallones de la fachada del Museo tres días después.
Tomando como base la lista de Ceán, pero en desacuerdo con parte de su planteamiento, el director solicitó el 9 de diciembre de 1828 la colaboración del arquitecto Antonio López Aguado, los pintores Vicente López y Juan Antonio Ribera y los escultores Pedro Hermoso, Ramón Barba y Valeriano Salvatierra para modificarla y hacer la elección definitiva de los 16 inmortales, obviando los bustos propuestos por Ceán de Juan Fernández de Navarrete el Mudo, Francisco Ribalta, Alonso de Covarrubias y Bartolomé Bustamante. La selección final para los medallones fue de cinco arquitectos, cinco escultores y seis pintores, efigies de los grandes artistas españoles de todos los tiempos con sus elementos identificativos: los arquitectos Pedro Pérez -toledano del siglo XIII, conocido como Petrus Petri-, Ventura Rodríguez, Juan de Herrera, Juan de Toledo y Pedro Machuca; los pintores Juan de Juanes, Claudio Coello, Bartolomé E. Murillo, Diego Velázquez, Francisco Zurbarán y José de Ribera; y los escultores Alonso Cano, Alonso Berruguete, Gaspar Becerra, Gregorio Fernández y José Álvarez Cubero.
Esta selección supuso una decisión importante para la escultura del momento al incluir a Álvarez Cubero, un escultor recién fallecido y cuyo rostro se modelaba a partir de un conocimiento real, y a quien Barba había sucedido tras su muerte en 1827. Álvarez Cubero, conocido como el Canova español, además de primer escultor de cámara había estado vinculado a la colección escultórica del Museo y había hecho las primeras selecciones de esculturas que se trasladarían a él desde los diferentes Sitios Reales. Los medallones fueron esculpidos por Ramón Barba, quien primero modeló uno de los relieves en barro y lo presentó al rey en agosto de 1829. Los vaciados de los mismos los llevó a cabo su ayudante, el escultor José Pagniucci, y Barba los ejecutó entre el 17 de febrero y el 2 de octubre de 1830. Al poco de colocarse, la prensa ya se hizo eco del vandalismo y las pedradas que sufrieron estos relieves (Texto extractado de Azcue Brea, L.: "El ornato exterior del Museo del Prado. Un programa escultórico inacabado", Boletín del Museo del Prado, XXX, 48, 2012, pp. 106-107).