Joven Pan con flauta travesera
130 - 150. Mármol, 137 x 48 cmSala 031
El torso, con añadidos poco afortunados, no da sino una vaga idea de la estatua original que, según demuestran unas 50 copias que se conservan, gozaba de gran popularidad en tiempos romanos. Representa a un miembro niño del séquito dionisíaco apoyado en el tronco de un árbol con las piernas cruzadas y tocando la flauta travesera. Conocida ya en Egipto, este instrumento musical rústico de origen griego que según el testimonio de la poesía bucólica, los pastores dedicaban a Pan, quien la había inventado.
La estatua, casi siempre interpretada como un sátiro haciendo música, parece representar a un joven Pan y no sólo a causa de este instrumento. Esta interpretación se apoya en un rasgo típico de Pan, pequeños cuernos que asoma en la frente, y en las monedas de la ciudad Caesarea Paneas (actual Siria), que recibía su nombre de Pan, en las que en época romana aparecía representado el mismo tipo estatuario. Siguiendo la modalidad de representación idealizada de Praxíteles, que en gran medida disimula los rasgos animales en sus estatuas de sátiros, no sólo fue eliminada la pequeña cola del músico Pan, sino que también se sustituyeron las patas de cabra por miembros humanos. Sólo los cuernos mencionados y las orejas aguzadas recuerdan su origen animal. Así pues, la estatua muestra al joven Pan en el momento en que experimenta el instrumento inventado por él.
Ésta tiene añadidos modernos como el antebrazo derecho, originalmente más doblado y la mano se hallaba a la altura de los hombros; los codos, en cambio, se encontraban más próximos al cuerpo, de modo que el quiebro de la cadera no parecía tan marcado.
Como en el Sátiro en reposo de Praxíteles, Pan lleva una piel de pantera. Está sujeta al hombro derecho por las dos paras del animal y descansa sobre el pliegue del codo, donde la cabeza de la fiera, claramente modelada, mira fijamente al observador como un emblema horrorizante, con lo cual es posible que se evoque el poder de este dios para desencadenar el pánico. Estas partes de la piel, así como el hombro izquierdo son antiguos y no añadidos como se creía (Texto extractado de Schröder, S. F.: Catálogo de la escultura clásica, Museo Nacional del Prado, 2004, pp. 125-127).