La infanta Isabel Clara Eugenia en el parque de Mariemont
Primer cuarto del siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 176 x 236 cm. No expuestoDentro del conjunto de pinturas que decoraron la Torre de la Reina del Alcázar de Madrid, lugar donde colgó esta obra, había varias de temática paisajística. Unas retrataban las andanzas de los archiduques en las inmediaciones de sus palacios y residencias y otros mostraban costumbres y acontecimientos de las gentes de Flandes en el siglo XVII. Las primeras contaban con cuatro ejemplos que mostraban a los archiduques en diferentes actividades.
En este caso en concreto vemos los amplios jardines del palacio de Mariemont, al sur de Bruselas. Los archiduques aparecen rodeados de damas y niños de la corte con unos perrillos mientras que en la parte derecha de la composición vemos gamos, animales perseguidos en las jornadas de caza. La obra parece representar la cacería, una actividad muy frecuentada por los miembros de la corte y que la archiduquesa practicaba, pero desde un punto de vista tranquilo, con perros que no son utilizados en cacerías y con los gamos descansando. A diferencia de otra obra de los mismos autores y que formaba parte del mismo conjunto que ésta, Excursión Campestre de Isabel Clara Eugenia (P1428), en esta obra no vemos el palacio sino que se ofrece otra parte de los jardines de la residencia. El entusiasmo y el gusto de la archiduquesa por la vida en el campo se deja sentir en la correspondencia con el duque de Lerma, como en la carta escrita el 30 de octubre de 1605 donde le dice: "a todos nos da la vida el exercicio y el andar al campo", y el 29 de mayo de 1609, desde su residencia de verano en Mariemont le cuenta: "nos hemos venido a esta casilla a gozar del campo, que esta lindísimo (...). En fin, la vida en el campo es la mejor de todas". De esta forma el pintor de la corte, Jan Brueghel el Viejo, junto con Joost de Momper nos muestran una de las actividades favoritas de la archiduquesa; disfrutar de jornadas al aire libre en el campo y en sus jardines. Además había recibido, como hija de Felipe II, una educación relacionada con la caza y sus partidas al aire libre de tal forma que no extraña su presencia en este tipo de escenarios.
Esta obra se considera colaboración entre Jan Brueghel el Viejo, que habría realizado las figuras, y Joost de Momper, autor del paisaje. No es este un caso aislado de colaboración entre estos dos artistas, por estos mismos años realizaron juntos obras como Mercado y Lavadero en Flandes (P1443) y La vida en el campo (P1440). A pesar de ver de nuevo una gama cromática fría que recuerda a la tradición paisajística del siglo anterior, lo cierto es que existe una armonía en las tonalidades que unifica el paisaje con el horizonte y el cielo de una manera natural.
Esta pintura formaba parte de un conjunto llegado desde Flandes para decorar la Torre de la Reina del Alcázar de Madrid. La primera referencia documental de este grupo de 26 obras aparece en el inventario del Alcázar de 1636, donde se mencionan 25 de ellas en la "Pieza grande antes de el dormitorio de su magd. que es donde cena en el quarto bajo de verano" y la otra, una guirnalda de flores y angelotes de F. Snyders, Jan Brueghel el viejo y el taller de Rubens en la "Pieza donde su magd. duerme en el quarto bajo de verano". En este inventario se dice, tras enumerarlas, que fueron las "que se trajeron de Flandes a la reina nra. Sa y estaban colgadas en la torre nueva de su quarto alto y su magd. el Rei nro. Sr. las mandó poner aquí". Así las pinturas fueron trasladadas de su ubicación original a otros dos nuevos emplazamientos sin que sepamos ni el motivo ni la fecha.
Del origen del conjunto llegado desde Flandes poco se sabe más allá de un documento citado por Pedro de Madrazo en su Viaje Artístico de 1884 (pg.110) el que se habla de un pago en 1623 autorizado por la reina, Isabel de Borbón, de unas obras llegadas de Flandes para decorar sus aposentos. Así pues desconocemos de donde pudo venir esta comisión, si fue la reina quien encargó estas obras, el rey o si la idea vino de Flandes pasando por la archiduquesa Isabel Clara Eugenia. Lo que si parece cierto es que no se trata de un encargo cerrado a un pintor, sino más bien un conjunto de obras de diferentes artistas flamencos enviados para decorar la mencionada Torre, después de las remodelaciones llevadas a cabo allí por Juan Gómez de Mora.
Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado (enero, 2015)