La nieta del marinero
1895. Óleo sobre lienzo, 166 x 229 cmDepósito en otra institución
La representación capta el momento en el que una niña se acerca al lecho de un abandonado y convaleciente marinero con una taza humeante que, ya anciano, se incorpora dolorido y cansado para recibir los cuidados de su nieta que parece el único desahogo de sus últimos días. Al fondo, una mujer, seguramente madre de la niña e hija del marinero está discretamente parada en el quicio de la puerta, con un cesto en la mano, contemplando complacida la tierna escena. La ambientación del interior es modesta, transmitiendo así las circunstancias económicas del solitario marino, ya incapaz de faenar debido a su edad. Si bien la obra plásticamente tiene un planteamiento muy sencillo, e incluso se cometen algunas torpezas de perspectiva en la disposición de la cama o en la descripción de algunos detalles como el plato, y las figuras, de dibujo muy duro, están dispuestas en tres espacios paralelos que simplifican la composición, la obra no carece de un encanto especial, tanto por el tierno tratamiento de los personajes, donde destaca el retrato psicológico del marinero, como por el acierto de la figura de la niña que se acerca a él (Texto extractado de García Navarro, C.: "La nieta del marinero", Ternura y Melodrama. Pintura de escenas familiares en tiempos de Sorolla, Conselleria de Educacio y Cultura, 2003, p. 330).