María Amalia de Sajonia, reina de España
1738. Óleo sobre lienzo, 260 x 181 cmNo expuesto
Pintado con motivo de los esponsales con Carlos VII de Nápoles, futuro Carlos III de España, el retrato posee la elegancia y la fragilidad propias del rococó, que imperaba en la pompa cortesana oficial. La futura reina de Nápoles, y luego de España, viste a la moda polaca, con un abrigo encarnado forrado de piel de armiño sobre un vestido blanco rameado; cubre su cabeza con una gorra ribeteada en piel de visón y prendido al cabello mediante una piocha de diamantes; en su mano diestra sostiene una miniatura con el retrato de su prometido, Carlos VII de Nápoles (futuro Carlos III de España); a sus lados, los tradicionales símbolos del retrato de aparato que acompañan a las personas regias: el cortinaje del dosel, la columna y, por supuesto, la corona y el cetro. Este retrato fue pintado en la corte de Dresde en marzo de 1738, como retrato de esponsales, tras las gestiones encomendadas al conde de Fuenclara, embajador español en Viena por los monarcas hispánicos, Felipe V e Isabel Farnesio, para emparejarlo con el de su prometido pintado por Molinaretto (P05981) (Urrea, J.: Boletín del Museo del Prado, IX, 1988, p. 88).
Existen diversas copias de medio cuerpo. En el Palacio de Riofrío, en Segovia, se conserva una copia contemporánea, procedente de la colección de la Reina Isabel de Farnesio, de medio cuerpo y de calidad algo inferior (Luna, J. J., La pintura francesa de los siglos XVII y XVIII en España, tesis doctoral, UCM, 1979).