María Octavia Picón y Pardiñas
1893. Óleo sobre lienzo, 64 x 45 cm. Depósito en otra instituciónEmilio Sala ha efigiado en esta obra a María, la hija de Jacinto Octavio Picón, esta vez en edad adolescente, once años después del retrato de niña con capota blanca (P6729); por lo tanto el personaje representado rondaría los quince años de edad. En esta ocasión, el pintor ha dedicado el retrato a la madre de la representada, denominándola familiar y cariñosamente mamá Octavia, prueba de la relación de amistad que sigue manteniendo con los miembros de la familia Picón. María está retratada de medio cuerpo, de perfil y con una larga melena ondulada y suelta. En su rostro, no muy agraciado por cierto, se aprecian unos pómulos muy marcados, una aparatosa nariz y una barbilla prominente. La mirada, que se dirige hacia el lateral derecho del lienzo, conserva la franqueza que ya tenía en su retrato infantil y la expresión sonriente y relajada revela equilibrio y además, probablemente, confianza en quien la está retratando. Sin duda es una obra realista pero que parece matizada por la amistad y el cariño del pintor hacia el personaje representado. La muchacha viste de negro, con un vestido de cuello alto en el que un broche ovalado, quizá un camafeo, constituye el único adorno que se permite la joven. La imagen está situada sobre un fondo neutro aclarado que elude cualquier referencia espacial para concentrarse en el personaje. Está realizado con gruesas pinceladas en tonos cálidos que dotan de luminosidad el entorno del cabello y la parte superior del hombro, dando a la cabeza del personaje volumen y profundidad; a ello también contribuye la fuerte luz dirigida con la que el pintor ilumina el rostro de la retratada. La técnica suelta, a la vez que vigorosa, también es utilizada en el traje, en el que hay algunos toques de color carmín, bastante escasos por cierto, que alegran un retrato en el que se han utilizado muy pocos contrastes de color. Todos estos recursos pictóricos, la luz dirigida, la utilización de escasa variedad tonal y el interés en destacar la figura dándole un carácter escultórico, revelan el estudio y la asimilación, por parte de Emilio Sala, de los pintores españoles del siglo XVII, especialmente de Velázquez, cuyas obras sin duda conoció y estudió en sus frecuentes visitas al Museo del Prado. De la relación pictórica de los miembros de la familia Picón con Emilio Sala, guarda el Prado algunos ejemplos fechados en los años ochenta y noventa del siglo XIX. A los dos retratos citados de María hay que añadir los dos de la señora de Picón (P7585 y P7397), fechados en 1883 y 1885 respectivamente y el del padre, don Jacinto Octavio Picón (P7584), pintado en París en 1889. También de 1893, año en el que se realiza la pintura que nos ocupa, es el Retrato de Jacinto Felipe Picón y Pardiñas, hermano de la representada (P6070), de quien conocemos que vivió entre 1878 y 1917, que fue abogado y fiscal municipal de Madrid y posteriormente fue elegido diputado a Cortes por Segovia, entre 1907 y 1910, y por la isla del Hierro, en Canarias, entre 1914 y 1916.
Orihuela, M., María Picón y Pardiñas (1893). En: Barón, J.: El retrato español en el Prado. De Goya a Sorolla, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2007, p.178, n. 62