San Andrés negándose a adorar al ídolo
1400 - 1405. Temple sobre tabla de madera de álamo, 128,2 x 84,3 cm. Sala 052AEsta obra -que muestra al procónsul Agen de Patras conminando a san Andrés a adorar a un ídolo- junto con otros fragmentos de menor tamaño pertenecieron a un retablo gótico dedicado a san Andrés destinado a la capilla de esa advocación de la catedral barcelonesa -la primera del lado izquierdo de la girola-. Se sabe que todos los fragmentos formaron parte del mismo retablo por los restos de oro que tienen adheridos en sus reversos, ya que fueron reutilizados siglos después como madera para la construcción de un retablo barroco. Aunque no existen referencias documentales sobre la ejecución del retablo, Borrassà debió realizarlo en los primeros años del siglo XV, hacia 1400-5. Gracias a una visita pastoral documentada a la seo barcelonesa en 1421 se sabe que el retablo ya estaba asentado en la capilla en esa fecha y que tenía una cortina con las armas de la familia Bastida. Todo apunta a que el comitente fue Joan Bastida, conseller de la ciudad en 1390, y batlle de la ciudad y obrer del Palau Reial Major de Barcelona desde finales del siglo XIV hasta 1402, cargos que atestiguan que era un miembro relevante de la comunidad. El modo en el que Borrassà realizó la composición, con el ídolo dorado situado en el centro y elevado sobre una compleja estructura, le permitió distribuir a ambos lados a los dos grupos que aparecen en la escena, evitando así la sensación de ahogo espacial. A la izquierda dispuso al procónsul Agen sobre un alto trono y otras dos figuras masculinas representadas a sus pies, mientras que a la derecha situó a san Andrés y al grupo de soldados y sayones que le conducen prisionero ante el procónsul. Esta obra, al estar realizada en su totalidad por Luis Borrassà, muestra algunos de los rasgos más característicos del artista: los tipos humanos traducidos con sus gestos y actitudes vivaces, las arquitecturas y pavimentos que se repiten en otras obras de su mano, y el rico colorido presente en sus composiciones, notas todas ellas que ponen de manifiesto que esta obra corresponde a los primeros años del siglo XV, un momento en el que Borrassà mostraba un dominio del lenguaje del Gótico Internacional que le hizo destacar sobre otros pintores coetáneos (Texto extractado de Silva, P.: Donación Várez Fisa, Museo Nacional del Prado, 2013, p. 24).