San Jerónimo reclinado en un paisaje; estudio de una mujer de rodillas
1624 - 1626. Pluma, Tinta parda sobre papel verjurado, 232 x 174 mm. No expuestoEsta hoja muestra dos estudios inconexos -un san Jerónimo penitente y una mujer de rodillas- de distintas escalas y uno mucho más acabado que el otro. El dibujo se puede situar por su estilo hacia mediados de la década de 1620. El empleo de dos plumas, una gruesa para los contornos y detalles y otra mucho más fina con la que el artista realiza un modelado preciso y acabado, con finas rayas paralelas o un zigzag alargado, se repite en otros dibujos contemporáneos como el San Sebastián del Ashmolean o el de Toronto. También el sencillo paisaje, construido con apenas unos trazos y con un horizonte muy bajo, es típico de dibujos de este momento. Ribera representó con frecuencia santos penitentes o eremitas, y se conservan varias obras pictóricas y estampadas con san Jerónimo como protagonista. La postura del santo, reclinado sobre una roca en la que apoya el brazo, y con las piernas extendidas, una semicubierta por un paño, recuerda mucho a la del San Jerónimo de la colegiata de Osuna de 1617-18. Aunque Farina proponía datar la hoja hacia esos años precisamente por esta semejanza, el estilo del dibujo demuestra una fecha posterior. Los paralelismos simplemente son consecuencia de la forma habitual de componer de Ribera, que parte de una composición previa que trabaja y reelabora introduciendo diversos cambios para obtener una nueva versión. La misma postura la utiliza el artista, con ciertas diferencias, en diversos lienzos y dibujos a lo largo de su carrera, como el San Sebastián curado por las santas mujeres de hacia 1621 (Bilbao, Museo de Bellas Artes) o el Sileno ebrio de 1626 (Nápoles, Museo Nazionale di Capodimonte). El estudio de la mujer, de menor escala que el de san Jerónimo, es más rápido y menos meticuloso. El estilo y ciertos manierismos, como los pequeños triángulos que introduce para recrear pliegues en los paños, lo ponen en relación con apuntes como Llanto sobre Cristo muerto. La mujer, con el cabello recogido en una especie de turbante, no parece representar una Magdalena, ya que Ribera suele mostrar a esta santa con una bella melena suelta. Tanto el tocado como el gesto de sostener el pomo de ungüento con una mano, mientras se dispone a levantar delicadamente la tapa con la otra, son muy similares a los de las santas mujeres que atienden a san Sebastián en el mencionado lienzo de Bilbao o en el del mismo tema del Ermitage, de 1628 (Texto extractado de Cenalmor, E.; Finaldi, G., y Payne, E.: José de Ribera. Dibujos. Catálogo razonado, Museo Nacional del Prado, 2016, pp. 120-122).