Santón Darkawía
1895 - 1900. Acuarela sobre papel, 680 x 460 mm. No expuestoSegún el título dado por Tapiró, el personaje sería un morabito de la respetadísima cofradía Darkawi, originario del Tafilalt, la puerta septentrional del desierto y el destino final de muchas caravanas transaharianas. Los darkawa practicaban los preceptos sufíes de Al-Arabi ad-Darqawi (1760-1823) cuya tumba o qubba está en Bu Berih, en territorio de la cabila de Bni Zarwal, en el norte de Marruecos. Ad-Darqawi fue un renovador de la gran orden sufí fundada hacia finales del siglo XII por Abu l-Hasan Al-Shadhili. Sus numerosísimos discípulos difundieron sus pensamientos por todo el norte de África y fundaron numerosas zawiyas o cenobios que todavía hoy continúan en funcionamiento.
Tapiró ha representado a este faquib o derviche de medio cuerpo y en perfil tres cuartos. Lleva el pelo largo y descuidado, ceñido por una tira de tela ornada con conchas de diversos moluscos. Su indumentaria, compuesta de fragmentos de tela cosidos, se denominaba jirka y simbolizaba el voto de pobreza. Los darkawa eran mendicantes, vivían de la caridad y recorrían los zocos recitando en voz alta suras del Corán y en ocasiones incluso proclamando la yihad. Pero si no se tiene en cuenta el título de la obra, el aspecto excesivamente descuidado y estrafalario del personaje lleva a pensar que en vez de un darqawi Tapiró representó a un miembro de la cofradía de los heddawa -o seguidores de Sidi Heddi-, ya que entre los darqawa era preceptivo el aspecto pulcro. Por aquel entonces, los heddawa eran muy numerosos en el norte del Magreb, despreciaban los preceptos de la higiene y cosían sus harapos, denominados dervala, de forma rudimentaria. Utilizaban además la planta cannabis sativa para lograr estados extáticos.
Es uno de los mejores retratos del pintor. Esta acuarela, elegida por la Academia para su adquisición en el mes de noviembre de 1908, fue portada ese mismo mes y año de La Ilustración Artística.
Carbonell, Jordi À., Los retratos de Tapiró del Museo del Prado. Boletín del Museo del Prado, Museo del Prado, 2013, p.130-141 [138-139 f.2]