Tránsito de la Magdalena
Finales del siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 190 x 120 cm. Depósito en otra instituciónLa figura de la santa, de larga cabellera rubia, ocupa el centro de la escena. Sus ojos miran al cielo, lleva las manos cruzadas sobre el pecho, en actitud de oración, y viste ropas raídas envueltas en un amplio manto flotante que dibuja con su movimiento una acusada diagonal. La nube sobre la que se arrodilla María Magdalena asciende impulsada por angelitos, cuyo modelo es el usado habitualmente por Coello. Algunos sostienen los atributos de la santa, entre los que destacan la calavera, en alusión a la vanidad y la brevedad de la vida, que siempre le acompaña en sus representaciones como ermitaña, y el pomo de los ungüentos con los que perfumó los pies de Cristo. Las figuras de los niños se repiten, en forzados escorzos, en la parte superior del lienzo. En la composición, llena de dinamismo, predominan las líneas diagonales paralelas, que, junto con un variado colorido, la convierten en vibrante.
La representación refleja el momento, siguiendo el relato de la Leyenda Dorada, en que la Magdalena inicia su subida milagrosa hacia el cielo desde la ciudad de Marsella, a la que quizás aluda el paisaje marítimo, montañoso y con una torre de vigilancia en el ángulo inferior derecho. Cada día era transportada por los ángeles al cielo para que asistiese a los oficios allí celebrados por los bienaventurados. Si bien la representación de esta santa es muy frecuente antes del Concilio de Trento, lo es más aún si cabe en el mundo contrarreformístico, que convierte a María Magdalena en el símbolo del arrepentimiento, y por eso mismo con su imagen se alude al sacramento de la Penitencia.
Esta pintura, procedente del Museo de la Trinidad, es una copia, quizá realizada por un discípulo o por un contemporáneo, del gran lienzo firmado por Claudio Coello en 1682 para el retablo mayor de la iglesia parroquial de Ciempozuelos (Madrid). Este a su vez, es una reinterpretación, con mayor desarrollo compositivo y en estilo de pleno barroco, de la obra de José de Ribera, del mismo asunto, que se conserva en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y que procede de El Escorial, en cuyo inventario de 1700 figura y donde fue vista por el Padre Ximénez, Ponz y Ceán Bermúdez. La presencia de la pintura en el monasterio indica que Coello, que también trabajó allí, pudiera conocerla. Además del lienzo que se expone, conocemos otra copia del original de Ciempozuelos en el Museo de Cádiz, realizada, según Sullivan, por un pintor de finales del siglo XVII.
Pintores del Reinado de Carlos II, Madrid, Museo del Prado, 1996, p.nº15, 58