Vaso oriental de jade con pie de plata dorada
Siglo XVII. Plata dorada, Jade nefrita, 19,8 x 21,5 cm. Sala 079BVaso compuesto por una pieza de jade grisáceo, en forma de hoja de loto levantada a modo de recipiente y hojas de largo tallo cortadas y atadas en manojo que hacen la función de asa. En la parte superior, un animal, quizás un dragón, se inclina sobre la boca. La pieza de piedra se sostiene por un pie de plata dorada, de base triangular, recorrido por cintas quebradas y hojarascas, con tres veneras en cada esquina. Sobre esta base se dispone un círculo gallonado y tres mascarones de sátiros. En medio se alza un trípode de cartones acabados en patas de león o perro, con veneras entre los huecos y festones. Otro anillo gallonado y unas ces sujetan la base del vaso, con diseño a la oriental. El vaso es labor china, de motivo muy frecuente y la guarnición se debe al platero Michel Debourg. El inventario de la colección del Delfín en Versalles de 1689 , indica que "fue regalado por los siameses", en referencia a las embajadas del rey de Siam, de lo que parece deducirse que fue un regalo al Delfín.
En el interior de la guarnición se encuentra un juego de marcas, que coinciden con el vaso O66 del Tesoro y con otro del Louvre OA 6618. La marca de autor consiste en corona sobre la flor de lis enmarcada en una D sobre las iniciales MB, correspondientes a Michel Debourg. Se acompaña también por las marcas de carga y descarga de Antoine-Etienne Ridereau para pequeñas obras y vajilla montada. Este fermier estuvo activo entre noviembre de 1684 y octubre de 1687, lo que implica que las dos piezas debieron realizarse por un platero que trabajó en este período.
Las monturas de los dos vasos del Prado y el de París están hechas por la misma persona, con diseños propios del barroco clasicista del reinado de Luis XIV, estilo, se podría decir oficial, que gozó del favor de la Corte y del monarca, y del que existen dibujos similares, inspirados en motivos creados por Le Brun (del que Arbeteta considera podría ser este diseño), Berain, Masson y otros decoradores. Una fuente bautismal, propiedad del Rey de Suecia, realizada en plata por Jean- François Cousinet entre 1696 y 1707, tiene el pie de semejante diseño, con garras y hojas parecidas, aunque difiere el vástago con figuras de angelotes, palmas y cartelas con el escudo real de Suecia (Arbeteta tiene presentado un texto sobre la revisión de la catalogación para su publicación).
El Tesoro del Delfín es un conjunto de vasos preciosos que, procedentes de la riquísima colección de Luis, gran Delfín de Francia, vinieron a España como herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española. Luis de Francia (1661-1711), hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria, comenzó su colección tempranamente influenciado por su padre; la adquisición de obras se producía por diversas vías, desde regalos hasta su compra en subastas y almonedas. Al morir el Delfín, Felipe V (1683-1746) recibe en herencia un conjunto de vasos con sus respectivos estuches, que fueron enviados a España. En 1716 estaban en el Alcázar de Madrid, guardados en sus cajas, desde donde se trasladaron, en fecha posterior, a La Granja de San Ildefonso, lugar donde se citan a la muerte de Felipe V, conservados en la llamada Casa de las Alhajas. En 1778 se depositaron, por real orden de Carlos III, en el Real Gabinete de Historia Natural y continuaron en la institución hasta el saqueo de las tropas francesas en 1813. La devolución de las piezas se produjo dos años más tarde y con algunas pérdidas. Fue en 1839 cuando la colección llega al Real Museo, donde sufrió en 1918 un robo. Con ocasión de la Guerra Civil española fueron enviadas a Suiza regresando en 1939, con la pérdida de un vaso, desde entonces se encuentran expuestas en el edificio Villanueva.