Soy María Merino. Entré en el Museo del Prado en 1977 y fui la primera mujer por oposición al Cuerpo especial de Subalternos.
Desde pequeña ya nos traían en el colegio al Museo y conservo intacto el recuerdo. Entré por el salón central y vi los cuadros por primera vez, que no son los mismos que hay ahora colocados. Las meninas estaban en un cuarto aparte, al que se entraba como a oscuras y había un espejo donde se reflejaban. Después, ya pasados los años, traía a mis alumnas todos los sábados porque era gratis por la tarde y el colegio estaba muy cerca.
En mi último año como profesora, ya en el barrio de Tetúan, hubo dificultades. Trabajaba con chavales de catorce hasta dieciséis años muy problemáticos. Y estaba ya muy quemada. Como siempre me ha gustado la pintura, dibujar y esas cosas, un familiar me dijo que había oposiciones para el Prado. Me dijo “hay cinco plazas” y yo pensé “con una basta” y fue verdad, con una me bastó.
Estuve unos veintiocho años hasta que cumplí los setenta porque no me dejaron estar más. Hubiera estado hasta que no hubiera podido andar.
Accede al Museo por oposición en 1977, siendo una de las primeras mujeres del Cuerpo Especial de Subalternos, pasando después a ejercer como ordenanza de dirección.
Entrevista realizada el 18 de diciembre de 2017