Soy Manuela Mena Marqués y llegué al Museo, no sé, ayer…
Llegué al Museo del Prado en 1978. Obtuve una beca de la Fundación Juan March, para estudiar los dibujos italianos del siglo XVII en las colecciones madrileñas, eso incluía también los dibujos del Museo del Prado. El subdirector, entonces, era Alfonso Pérez Sánchez, que ya había sido profesor mío y había dirigido mi tesis doctoral. De ese modo entré en el Museo, no de una manera informal sino como un investigador externo.
Entonces el Archivo del Museo estaba guardado en una sala reservada, no abierta al público, en un largo pasillo, en una entreplanta del edificio principal. Además allí estaban todos los armarios de la colección de dibujos, y me pusieron una pequeña mesita.
Esa primera aproximación al Museo del Prado me hizo ver que no quería seguir en la universidad, a pesar de que esa había sido mi meta, sino que quería dedicarme al Museo del Prado. No recuerdo el primer día como funcionario público pero sí recuerdo el primer día que entré con la beca de la Fundación March para estudiar los dibujos. Recuerdo ese día en la pequeña mesita que me pusieron. Anteriormente yo jamás había dejado mis cosas en los sitios donde había estado que eran muchos y muy importantes. Jamás había dejado nada mío para el día siguiente. Siempre me llevaba mi bolso, mi cartera y todas mis cosas y al día siguiente volvía. Pero nunca había dejado nada. Ese día abrí el cajoncito miserable de aquella mesa astrosa y dejé el lápiz, la goma de borrar y el cuadernito para tenerlos allí al día siguiente. De eso sí me acuerdo.
Llega al Museo del Prado con una beca de la Fundación Juan March. En 1981 obtiene la plaza de Conservador de Dibujos y Estampas del Museo del Prado. Después es nombrada Subdirectora de Conservación e Investigación (cargo que desempeña entre 1981 a 1996) y vocal del Real Patronato (de 1991 a 1996). Hasta 2018 ha sido jefe de Conservación de Pintura del Siglo XVIII y Goya.
Entrevista realizada el 28 de junio de 2018