El museo, como creador de imaginarios, ha cumplido a lo largo de la historia un papel esencial en la regulación de los cuerpos y las subjetividades, así como en la extensión del concepto de normalidad. Estos diálogos entre obras gestadas en diversos contextos culturales y temporales, nos permiten ir más allá: analizar lo matérico, atravesando los diversos modelos, filosofías y patrones que lo han normativizado, alejándonos de cualquier visión totalizadora.