Seghers, Daniel
Amberes, 1590 - Amberes, 1661Hijo de un mercader de sedas, emigró pronto con su familia a los Países Bajos del Norte, donde se convirtió al calvinismo. Estudió pintura a partir de 1605 y en 1611, de regreso a Amberes, ingresó en el Gremio de San Lucas, tras un periodo de aprendizaje con Jan Brueghel de Velours. En 1614 volvió a abrazar la fe católica a la vez que entró en los jesuitas de Malinas como lego, tomando votos en 1625. A partir de entonces firmará como «Daniel Seghers societatis Iesu». Desde 1625 hasta 1627 vivió en Roma, y a su vuelta a Amberes permanecerá en su monasterio, como pintor de flores, hasta el día de su muerte. Es difícil establecer una evolución de su estilo, aunque es evidente un desarrollo desde las guirnaldas más simples a las más complicadas. La utilización de flores y plantas propias de los Países Bajos cultivadas en jardín lo relacionan con pintores como Jan Brueghel, aunque a diferencia de éste presta menos atención a los contornos y más a las transparencias y a la combinación de luz y sombra. Sus arreglos florales siempre denotan una preparación previa, a la vez que sus guirnaldas muestran una brillante utilización de la simetría como elemento clarificador de la composición. Son comunes en su producción las guirnaldas que rodean imágenes devocionales realizadas a partir de la obra de Rubens. El Prado alberga varios ejemplos de estas guirnaldas con figuras realizadas por otros pintores que colaboraron con él, entre los que se encuentran artistas como Thomas Willeboirts Bosschaert, Cornelis Schut, González Coques o Domenichino. En ocasiones la imagen religiosa es sustituida por figuras o escenas mitológicas como Guirnalda con Flora (Museum Boijmans van Beuningen, Róterdam). Incluso hay guirnaldas con retratos particulares, como el de Leopoldo Guillermo (Galleria degli Uffizi, Florencia). La detallada representación de las flores debe relacionarse con la iconografía contrarreformista jesuita. El carácter devocional de la imagen quedaba enfatizado por la meticulosa observación de las flores y plantas, que era interpretado por los teólogos de la Compañía como un estímulo para la contemplación religiosa. El carácter intelectual de sus guirnaldas de flores le hizo mantener relaciones con literatos, especialmente con poetas como Joost van de Vondel, quien alabaría en varias ocasiones sus trabajos. Del mismo modo numerosos príncipes europeos recibían regalos de los jesuitas o realizaban sus propios encargos, lo que garantizó el éxito de la obra de Seghers. Entre estos coleccionistas se encontraban algunos tan influyentes como Federico Enrique de OrangeNassau, Cristina de Suecia o Carlos I de Inglaterra (Pérez Preciado, J. J., en Enciclopedia Museo del Prado, 2006).