Ángel custodio con santa Úrsula y santo Tomás
Hacia 1615. Óleo sobre lienzo, 208 x 106 cm. No expuestoEsta pintura fue atribuida por vez primera a Cecco del Caravaggio por J. Ainaud de Lasarte. Entonces se sabía muy poco sobre este pintor, pero después fue identificado con Francesco Buoneri, quien trabajó en Roma durante la segunda década del siglo XVII y que antes había sido el discípulo más destacado de Caravaggio (1571-1610), con quien, tal vez, pudo haber tenido una relación que trascendía lo meramente profesional. La producción de Buoneri influyó en algunos pintores españoles que estuvieron en Italia durante las primeras décadas del siglo XVII, como Pedro Núñez del Valle (h. 1597-1649), a quien en ocasiones se han atribuido obras de Buoneri, o Juan Bautista Maíno (1581-1649).
El propio Ainaud señaló que la obra debió formar parte de una composición de mayor tamaño que bien fue recortada en algún momento, bien estaba pensada en relación con otra pintura contigua; no en vano todos los personajes miran hacia la izquierda del espectador y sus distintos gestos también señalan en la misma dirección. En el caso de que se aceptara la primera hipótesis y teniendo en cuenta las medidas de la obra del Prado, la pintura originaria habría resultado inusualmente grande, por lo que, en principio, es más probable que fuera uno de los paneles laterales de un tríptico.
En esta pintura aparece, en lo alto, un ángel custodio que señala con su mano derecha hacia lo que habría sido el centro de la composición original. Según la tradición, el ángel custodio es el que acompaña y protege a una persona en particular, cuya alma en esta obra está representada como un joven desnudo que se abraza al ángel. La devoción al ángel custodio hunde sus raíces en la Edad Media, pero fue promovida durante la Contrarreforma contra las invectivas de la facción protestante y finalmente fue oficializada por el papa Clemente X (r. 1670-76).
Abajo, arrodillada, puede identificarse a santa Úrsula gracias a sus atributos iconográficos: la flecha que le atraviesa la garganta y el estandarte. La historia de su asesinato junto al de las conocidas como once mil vírgenes a manos de los hunos cerca de Colonia fue narrada por vez primera en la Historia regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña, h. 1130-36) de Godofredo de Monmout, aunque fue después popularizada por la Legenda aurea (h. 1250) de Jacopo da Varazze. El hombre que está a su lado ha sido identificado habitualmente con santo Tomás, aunque teniendo en cuenta que como atributos iconográficos sólo tiene un nimbo y un libro, podría tratarse de cualquier otro apóstol, santo o incluso de uno de los evangelistas (Texto extractado de Riello, J. en: Italian Masterpieces. From Spain`s Royal Court, Museo del Prado, 2014, p. 126).