Autorretrato
1918. Óleo sobre lienzo, 81,5 x 65 cmSala 062A
En 1919, Bonnat, pintor ya de gran prestigio en su país, Francia, acompañó al rey de España durante su visita a la Academia francesa, siéndole otorgada la Gran Cruz de Alfonso XII. Es probable que pintara su autorretrato para el Museo de Arte Moderno de Madrid en agradecimiento a esta condecoración. Bonnat empleó en él su prototipo preferido de autorretrato: representado de tres cuartos, con un claroscuro muy fuerte que sume un lado del rostro en la oscuridad. La forma piramidal de su figura culmina en la cabeza iluminada, que brilla contra el fondo en sombra. Bonnat se retrató de forma realista, sin ningún deseo de favorecerse, como se puede ver en su rostro ya anciano surcado por las arrugas. Su vestimenta es elegante, viste una chaqueta negra con ribete de seda y una corbata blanca, sin que haya referencia visual a su profesión, representándose así como un hombre famoso, reconocido por su físico y no por su condición de artista. Desde el principio de su carrera, Bonnat elaboró una imagen de sí mismo a través de numerosos autorretratos, que se corresponden en cada momento con la estética de su arte. Puede decirse que sus imágenes son reflejo de la actitud del pintor respecto al sistema institucional en Francia (Texto extractado de Luxenberg, A.: Artistas pintados: retratos de pintores y escultores del siglo XIX en el Museo del Prado, Ministerio de Educación y Cultura, Dirección General de Bellas Artes, 1997, p. 188).