Autorretrato
Hacia 1830. Óleo sobre lienzo, 60 x 50 cm. No expuestoRetratado de busto prolongado, su rostro, de cabellera ondulada y cenicienta, parece representar unos 55 años. Viste uniforme de Secretario de Cámara, sobre el que ostenta la cruz, placa y banda de la orden de la Espuela de Oro, otorgada al pintor por el Papa Pio VII, además de la placa de comendador de la Orden de Carlos III y la encomienda ordinaria de Isabel la Católica.
Este autorretrato es demostración de la voluntad casi obsesiva con que Luis de la Cruz quiso ver reconocida su personalidad artística en los ambientes oficiales de la Corte de Fernando VII y que, en gran medida, se vieron frustradas al no lograr nunca el cargo efectivo de Pintor de Cámara del monarca absoluto, del que se declaró apasionado defensor durante toda su vida. Así, lejos de aparecer con su indumentaria de trabajo o con ropas civiles, el artista canario quiso pasar a la posteridad en esta imagen madura como un destacado funcionario palatino, con apariencia casi de distinguido diplomático, revestido de un rico uniforme de llamativos bordados y cuajado de las condecoraciones que acumuló a lo largo de su carrera, si bien la mayoría de ellas le fueron concedidas por razones protocolarias, y el cargo de Secretario Real tan sólo lo tuvo con carácter honorífico, sin que llegara tampoco a ejercerlo nunca. No obstante, además de las condecoraciones que luce en el presente lienzo, recibió a lo largo de su carrera los nombramientos de conde del Sacro Palacio Pontificio y caballero del gran cordón de San Miguel de Francia (Texto extractado de Díez, J. L.: Artistas pintados. Retratos de pintores y escultores del siglo XIX en el Museo del Prado, Museo del Prado, 1997, p. 96).