Busto de Mariano Fortuny
1869. Barro cocido, 39 x 22 cm. No expuestoEste busto no solo mostró la natural capacidad del artista para transmitir la personalidad de su amigo español, retratado con su camisola de pintor y sus característicos amplios rizos, con un modelado suelto, sino que dejó para la posteridad uno de los escasos testimonios iconográficos en escultura del artista, que contribuyó a presentarle como el "otro" escultor que, junto con el napolitano Vincenzo Gemito (1852-1929), inmortalizó en vida a Fortuny, ya que el resto de sus retratos se realizaron tras su muerte. De hecho, se conserva otro retrato en bronce de Fortuny realizado por D’Epinay en Roma en 1874, de tamaño semimonumental, que el escultor donó a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la que partió el encargo y de la que D’Epinay era académico correspondiente. Contaba la prensa que para realizar ese bronce el escultor tomó como modelo un mármol que conservaba la familia de Fortuny del que no se tiene constancia actualmente, pero si se observa detenidamente se puede comprobar que podría estar inspirado en esta terracota anterior pues, aunque difieren la escala, el grosor de los cabellos y el mostacho, se mantienen la actitud, la posición y la vestimenta (Texto extractado de Azcue, L. en: Fortuny (1838-1874), Museo Nacional del Prado, 2017, pp. 360-361).