Colón en las puertas del convento de Santa María de la Rábida, pidiendo pan y agua para su hijo
1858. Óleo sobre lienzo, 125 x 91 cm. Depósito en otra instituciónPresentado a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1858, el cuadro supuso el primer éxito de Mercadé en dichos certámenes al ser distinguido con una mención honorífica de segunda clase, completándose la compresión de su argumento con la inclusión en el catálogo del siguiente texto: "En tanto recibía este humilde refresco, el guardián del convento, fray Juan Pérez de Marchena, pasó casualmente por allí; notó con admiración la presencia de aquel hombre, entabló conversación con él y no tardó en enterarse de las particularidad es de su vida".
El lienzo ilustra el momento de la llegada del almirante con su hijo Diego a las puertas del monasterio de La Rábida, donde fueron obsequiados por los frailes con un humilde refrigerio para calmar las fatigas de su cansado viaje. Representado en su iconografía habitual, Colón está apostado a la entrada del convento, indicando con el gesto de su mano la solicitud de alimento para su desfallecido hijo, que se refugia en su regazo, abandonados su vara y su cestillo en el banco de piedra ante el que se recuesta, mientras son atendidos por dos monjes.
Esta obra es evidente testimonio de la formación juvenil de Mercadé dentro del más puro nazarenismo catalán de esos años, a pesar de haber sido realizada en Madrid, ciudad en la que residió este pintor durante varios años. Es además uno de los ejemplos más singulares de la producción del artista y de toda la pintura histórica del momento, sometida aún al purismo académico más estricto. El espíritu de la composición, resuelta con una extrema pulcritud técnica y primorosamente concluida en todos sus detalles, el protagonismo absoluto de las figuras o la reproducción de las calidades de las distintas superficies, corresponde en efecto a la más pura estética nazarena. Sin embargo, asoman a la vez en esta pintura deliciosos detalles de un tímido realismo, como el perrillo que ha acompañado en su camino a los viajeros o el cesto de las viandas con el paño y el cuchillo, concebido con la inmediatez de un verdadero bodegón.
Destaca lo insólito de su pequeño formato, que quizá pudiera indicar una primera intención de Mercadé de utilizar este cuadro como boceto preparatorio para una pintura de mayor tamaño. No obstante, la monumentalidad vigorosa con que están concebidas las figuras, resueltas sus actitudes con una solemnidad detenida, aporta a la escena la dignidad trascendente exigible a la categoría del género, a pesar de su reducido tamaño (Texto extractado de Díez García, J.L.: "Colón en las puertas del convento de Santa María de la Rábida pidiendo pan y agua para su hijo", La pintura de historia del siglo XIX en España. Museo Nacional del Prado, 1992, pp. 180-183).