El grabador Bernardo Rico
Hacia 1870. Óleo sobre lienzo, 54 x 42 cmSala 062A
Este retrato es un excelente ejemplo de la capacidad desarrollada por Raimundo de Madrazo en este género donde el pintor supo fundir la lección académica ingresiana que recibió principalmente de su padre, Federico de Madrazo y Kuntz, con la elegancia de tradición inglesa y las nuevas tendencias realistas desarrolladas como consecuencia de la generalización del retrato fotográfico. La combinación equilibrada entre la pincelada precisa del rostro y la ligereza y fluidez del fondo, se subraya por la compensación entre el colorido claro de este último y los tonos oscuros del cabello y la barba. No es el gesto sino la mirada la que atrae la atención. La luz que recibe el rostro desde la derecha parece diferenciar dos planos: uno intensamente iluminado donde se aprecia cierta melancolía, y la zona de sombra en la cual vemos una mirada serena y decidida.
Por la dedicatoria hay que suponer que Raimundo regaló el retrato a Bernardo en prueba de su amistad; amistad que vino probablemente a través del hermano menor del primero, Martín, con el que Raimundo compartió estudio durante muchos años (Texto extractado de Vega, J. en: Artistas pintados. Retratos de pintores y escultores del siglo XIX en el Museo del Prado, Museo del Prado, 1997, p. 132).