El rico epulón y el pobre Lázaro
Siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 110 x 160 cm. No expuestoSe representa aquí un episodio recogido en el Evangelio de San Lucas (XVI, 19-31), concebido como una escena de género.
La escena tiene lugar en una estancia palaciega lujosamente adornada con estanterías llenas de objetos realizados en metales nobles. El último término está cerrado por un muro, decorado con relieves, que separa el edificio de un jardín que se adivina en la parte superior. Columnas y una cortina enmarcan a los personajes situados en torno a una rica mesa, cuyo tablero de mármol, en el que se ven cuchillos, recipientes y restos de comida, reposa sobre unas patas de león. El epulón está ataviado de negro y a la usanza española de comienzos del siglo XVII; a su lado se sitúan una mujer de delicado rostro, que evoca los modelos de Alonso Cano y cuya ropa es cronológicamente posterior, y otro personaje que parece estar dando las sobras a los perros que riñen en el primer plano. El niño, en pie junto a la mesa, marca con su verticallidad casi el centro de la composición y, a la vez, sirve de enlace con los personajes situados a la derecha. Allí, el pobre Lázaro, semidesnudo, se adapta con su postura a la esquina del lienzo. Los juegos de luces y de sombras de los que es objeto hacen que sólo resulten iluminadas parte de sus extremidades y la cara. Su postura, situación e iluminación a contraluz evocan los recursos utilizados por los grandes pintores venecianos del siglo anterior y hablan de su conocimiento por parte del pintor granadino. Junto con el personaje, que está a su lado en pie, forma una curva que a modo de paréntesis cierra la composición por el lateral derecho, desde donde una escalera asciende, evocando otras realizaciones habituales del pintor. Al fondo, haciendo uso de sentido narrativo, un cuadro representa la muerte del pobre que será llevado por los ángeles al seno de Abraham, como se refleja en la parte superior, a la derecha.